Comadre, si tú también tienes tu mazo de tarot y lo amas como yo, este blog es para ti.
Porque el tarot no es un simple conjunto de cartas bonitas, es un espejo de tu energía, un canal de intuición y un aliado que te susurra verdades. Pero como toda herramienta mágica, necesita cuidados, atención y mucho amor.
Cómo hablarle a tu tarot
Tu tarot tiene alma, comadre. Su energía vibra contigo, y cuanto más lo trates como a un ser querido, más claro te hablará.
Háblale con respeto, pero también con cariño. Antes de una lectura, puedes decirle cosas como:
“Muéstrame la verdad con dulzura.”
“Ayúdame a ver lo que aún no comprendo.”
“Guíame con claridad y sin miedo.”
Y sí, suena loco, pero te prometo que las cartas sienten tu vibración. Si estás ansiosa, el tarot se enreda. Si estás centrada y en calma, se abre como un libro.
Cómo cuidarlo y limpiarlo
Cada mazo tiene su propio ritmo, pero la limpieza energética depende de cuánto lo uses y con cuánta gente lo compartas.
Si sólo lo lees para ti, puedes limpiarlo cada luna llena o cuando sientas que su energía está pesada.
Pero si lo usas para leerle a otras personas (como yo), te recomiendo hacerlo cada semana.
Yo lo limpio con humo de mis hierbas de purificación —una mezcla de romero, salvia y laurel—, y lo paso despacito, carta por carta, mientras le agradezco todo lo que me ha mostrado.
Después lo dejo descansar toda la noche con una piedra de cuarzo blanco o amatista encima.
Y cuando llega la luna llena, ahí sí, comadre, me pongo bien intensa con el amor.
Lo recargo, lo baño de luz, lo consiento con agua de luna y le devuelvo todo el cariño que me da.
🌕 Ritual de recarga con agua de luna llena
Este ritual lo hago cada mes, y quiero que tú también lo pruebes.
Vas a necesitar:
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Tu mazo de tarot
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Una velita blanca
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Un cuarzo blanco o amatista
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Tu intención clara
Paso 1. Busca un momento tranquilo durante la luna llena. Coloca tu tarot sobre una superficie limpia o en tu altar.
Paso 2. Enciende tu velita blanca y sostén el frasco de Agua de Luna Llena entre tus manos.
Respira profundo y di en voz alta:
“Con esta agua consagrada bajo la luna, limpio mi tarot de toda energía densa,
y lo recargo con claridad, intuición y amor.”
Paso 3. Humedece tus dedos con el agua y pásalos con suavidad sobre la cajita o la parte trasera de las cartas (sin empaparlas).
Si sientes que tu tarot necesita un mimo extra, puedes colocar una gotita en el cuarzo y dejarlo sobre el mazo mientras se consume la vela.
Paso 4. Deja todo montado bajo la luz de la luna llena hasta que la vela termine.
Tu tarot quedará purificado, recargado y lleno de intuición.
Una historia de cuando el tarot me dio lecciones
Cuando empecé en esto, comadre, yo me leía las cartas para todo.
Que si me hablaba el crush, que si el trabajo, que si el futuro, que si mi ex… ¡para todo, literal! Hasta que un día, las cartas dejaron de hablarme. Nada tenía sentido. Las lecturas eran confusas, y sentía que el tarot me daba la espalda.
Así que lo dejé reposar un mes. En ese entonces todavía era godín, y entre el estrés y el cansancio, ya ni me conectaba conmigo misma.
Una noche, bajo la luna llena, me puse bruja, saqué mi frasco de agua, unas flores secas y mis velas, y le hice este ritual.
Le hablé bonito, le pedí perdón y le di ese amor que me estaba pidiendo.
Y no te miento, unos días después volví a leerme… y el tarot volvió a cantar.
Fluyó la energía, las respuestas estaban ahí, y entendí que el tarot no se calla: sólo te pide pausa y cuidado.
Así que ya sabes, comadre: tu tarot es tu espejo, tu maestro y tu cómplice.
Dale amor, no lo sobrecargues, y cuando sientas que ya no habla… tal vez no se trata de él, sino de ti.




